Y ese es el problema. Bebé está tan concentrado en desentrañar las motivaciones de estas chicas que se olvida de resaltar por qué exactamente lo que están haciendo es ilegal. Al igual que una versión más oscura de Sophia Coppola El anillo de Bling, la serie parece mucho más interesada en centrarse en las motivaciones de sus protagonistas privilegiados. ¿Qué tipo de adolescentes se involucran en una red sexual no por dinero sino por diversión? Pero la respuesta a esa pregunta nunca es lo suficientemente interesante o matizada como para justificar los riesgos de normalizar este comportamiento en primer lugar. Con una falta de condena concreta para los adultos involucrados en el abuso sexual monetizado de Ludo y Chiara, la serie se siente como una exploración insatisfactoria de qué pasaría si con un mensaje inquietantemente oscuro: estas chicas lo querían.
Por último Bebé El principal problema es que sorprendentemente no le interesa la razón por la que está en los titulares. Está mucho más preocupado por las trampas de los dramas adolescentes típicos: triángulos amorosos, amigos traicionados, tratos de marihuana que salieron mal. También sucede que se trata de dos mujeres jóvenes que están siendo preparadas para una red de tráfico sexual de niños. Es la ecualización casual y sin profundidad de estos puntos de la trama lo que hace Bebé frustrante y digno de indignación.